Hijos de docentes y
trabajadores de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV)
asistieron a la playa, visitaron una granja educativa y hasta bailaron y cantaron
en su propio Festival de Talentos.
Una
experiencia que difícilmente olvidarán vivieron cerca de 30 niños que
participaron del primer Campamento de Verano 2018, organizado por Fundación La
Semilla, en la Casa Central de esta institución social, en Hijuelas. Los
pequeños demostraron su alegría y motivación, aprendiendo y divirtiéndose gracias
a un grupo de entusiastas monitores, todos jóvenes voluntarios de la zona.
Los
niños, todos hijos de docentes y trabajadores en general de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, durante una semana se integraron a distintas
actividades, como un paseo a la playa, donde gracias a la entidad Freesport practicaron
surf, canopi y slack line, entre otras disciplinas. También asistieron a “Todo
Caballo”, un centro recreativo ubicado en el sector de El Garretón, en El
Melón, oportunidad en que compartieron y aprendieron más sobre estos animales.
Además
destacó la participación de los pequeños tras visitar la Granja Educativa El
Magnolio de Hijuelas, en la realización de talleres artísticos, el fogón
nocturno y en un entretenido Festival de Talentos, donde los niños y monitores
se disfrazaron y se lucieron con originales presentaciones musicales y
bailables.
CEREMONIA
DE CIERRE
Y
el pasado viernes se llevó a cabo la ceremonia de cierre del primer Campamento
de Verano 2018 de Fundación La Semilla. En la instancia se premió a cada niño
por las cualidades positivas demostradas durante la semana, como también se galardonó
a los monitores, quienes demostraron sus características como líderes responsables
en su rol como encargados de este proceso.
Una
de las voluntarias galardonadas, Macarena Araya, de 16 años de edad, comentó
que “este fue mi tercer año en los campamentos, primera vez que asisto como
monitora, antes solamente venía de apoyo, lo que también resultó ser una gran
responsabilidad. La experiencia de este año ha sido muy buena, porque además el
equipo logró funcionar sin problemas y muy unidos”.
Por
su parte, Josefa Casanova (11), una de las participantes del campamento,
expresó que “llevo cuatro años asistiendo a los campamentos, me ha gustado
mucho la experiencia, he disfrutado de los juegos y los ‘tíos’ me cayeron muy
bien”.
Cabe
mencionar que este programa de Fundación La Semilla se desarrolla cada año durante
los meses de enero y febrero. Esta semana es el turno de los hijos de
trabajadores de la empresa Chilquinta, para luego seguir con los campamentos
sociales, con niños que residen en hogares.
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