La gran mayoría de sus integrantes también asisten al Centro de Apoyo a la Discapacidad de esta institución solidaria.
Hace dos años Verena Campillay
Calderón fue invitada a participar en un taller sobre cuidados al adulto mayor,
en la Fundación La Semilla. Y tras esa satisfactoria experiencia, el 2016 se
integró a un curso de cocina que se extendió por siete meses, ocasión en que conoció
a otras mujeres, con quienes construyó una relación de amistad y pasión por la
gastronomía, al punto que decidieron formar la Agrupación “Flor de Masas”,
organización que actualmente está participando en un nuevo taller de esta
especialidad en la institución solidaria, ubicada en Hijuelas.
“Ya vamos en la tercera clase, hemos
preparado panqueques, canelones, ceviche, torta de yogurt y ahora último pan
con especies, como betarragas, piña, pimentón, jamón, queso, chicharrones,
cilantro y semillas, entre otras. Todo ha resultado bien, además que acá uno se
distrae, ríe y en realidad sirve como una terapia, eso es lo mejor de todo,
aparte que nos llevamos muy bien. En la semana no hayo la hora en que llegue el
día martes”, comentó la alumna.
Verena Campillay es una de las 12
mujeres que participan en este nuevo taller, implementado en la Casa Central de
la fundación, iniciativa que comenzó hace tres semanas y se extenderá hasta
noviembre, gracias al apoyo de la empresa Propal. Además, la gran mayoría de
estas entusiastas cocineras pertenecen al Centro de Apoyo a la Discapacidad de
La Semilla, dirigido por su directora Julia Pueyer, complementando de esta
manera sus terapias con otras alternativas.
Al respecto, la profesora de este
curso gastronómico, Anita Contreras Bianchi, explicó que “el taller se trata de
implementar recetas con ingredientes que uno tiene en la casa, nada tan
sofisticado, pero si aprender a hacer otras preparaciones, sin quedarse en lo
básico. Por ejemplo, cuando hicimos ceviche, mi idea era que las chicas
aprendieran a filetear el pescado, mientras que en el caso del pan, el objetivo
es que usaran todas las especies de la cocina para hacer muchas cosas”.
Consultada por esta experiencia, la encargada del curso expresó que “ha sido muy enriquecedora, me gusta escuchar a las ‘chiquillas’ diciendo que esto es como un escape para ellas. Y además no faltan a clases, haciendo incluso que asista cada vez más gente. Tenemos un evento a fin de año y luego una muestra de todos los talleres de la Fundación La Semilla, donde ellas demostrarán lo aprendido”, concluyó.
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